10 palabras de misión del Papa Francisco
del Mensaje del Papa Francisco para la jornada Mundial de las Misiones DOMUND 2025
El texto de la Jornada Mundial de las Misiones de este año fue escrito por el papa Francisco el 25 de enero de 2025, con motivo de la fiesta de la Conversión de San Pablo Apóstol. En sintonía con el tema del Jubileo, el lema elegido es «Misioneros de esperanza entre los pueblos».
- Misioneros de esperanza. Esta es la vocación de cada bautizado y de la Iglesia: seguir los pasos de Cristo como mensajeros y constructores de esperanza, dejándonos guiar por el Espíritu de Dios hacia una nueva etapa evangelizadora.
- Con la mirada orientada hacia Cristo. El Señor es el centro de la historia, «es el mismo ayer, hoy y siempre»; Jesús es el enviado del Padre con la unción del Espíritu para llevar la Buena Noticia del Reino de Dios.
- Tras las huellas del Señor. Para ser, con Él y en Él, signos y mensajeros de esperanza para todos, en cada lugar y circunstancia. Que todos los discípulos misioneros de Cristo hagan resplandecer su esperanza en cada rincón de la tierra.
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Una Iglesia misionera. A través de nosotros, discípulos misioneros, la Iglesia camina con el Señor por los caminos del mundo y así Jesús sigue dando esperanza a cada persona.
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La vocación de los bautizados. Se trata de convertirnos, con la fuerza del Espíritu y el compromiso diario, en misioneros entre los pueblos de la gran esperanza que nos ha dado el Señor Jesús.
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Con el estilo de Dios. Con cercanía, compasión y ternura, cuidando la relación personal con los hermanos y hermanas en sus situaciones de vida.
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Atención a los más pobres. Nadie está excluido de la esperanza de Dios: los débiles, los enfermos, los ancianos, los marginados de la sociedad, todos los hombres y mujeres que viven en cualquier periferia existencial y social.
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Urgencia de la misión. Ante una humanidad a menudo distraída e infeliz, los discípulos misioneros están llamados a convertirse en artesanos de la esperanza. El Cristo Resucitado es la fuente de nuestra esperanza.
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Con la oración. Los misioneros de la esperanza son hombres y mujeres de oración, porque la persona que espera es una persona que reza. La oración es la primera acción misionera y la primera fuerza de la esperanza.
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Con María. A ella confiamos la misión de la Iglesia para que la luz de la esperanza de Cristo pueda llegar a cada persona como mensaje del amor de Dios que se dirige a todos.